martes, 26 de febrero de 2008

Cansada ando, sí.

"Dama en azul" de Tamara de Lempicka



ESTOY CANSADO



Estar cansado tiene plumas,

tiene plumas graciosas como un loro,

plumas que desde luego nunca vuelan,

mas balbucean igual que loro.


Estoy cansado de las casas,

prontamente en ruinas sin un gesto;

estoy cansado de las cosas,

con un latir de seda vueltas luego de espaldas.



Estoy cansado de estar vivo,

aunque más cansado sería el estar muerto;

estoy cansado del estar cansado entre plumas ligeras sagazmente,

plumas del loro aquel tan familiar o triste,

el loro aquel del siempre estar cansado.



Luis Cernuda.







CANSANCIO




Y de los replanteos

y recontradicciones

y reconsentimientos sin o con sentimiento cansado

y de los repropósitos

y de los reademanes y rediálogos idénticamente bostezables

y del revés y del derecho

y de las vueltas y revueltas y las marañas y recámaras y remembranzas y

remembranas de pegajosísimos labios

y de lo insípido y lo sípido de lo remucho y lo repoco y lo remenos

recansado de los recodos y repliegues y recovecos y refrotes de lo

remanoseado y relamido hasta en sus más recónditos reductos

repletamente cansado de tanto retanteo y remasaje

y treta terca en tetas

y recomienzo erecto

y reconcubitedio

y reconcubicórneo sin remedio

y tara vana en ansia de alta resonancia

y rato apenas nato ya árido tardo graso dromedario

y poro loco

y parco espasmo enano

y monstruo torvo sorbo del malogro y de lo pornodrástico

cansado hasta el estrabismo mismo de los huesos

de tanto error errante

y queja quena

y desatino tísico

y ufano urbano bípedo hidefalo

escombro caminante

por vicio y sino y tipo y líbido y oficio

recansadísimo

de tanta tanta estanca remetáfora de la náusea

y de la revirgísima inocencia

y de los instintitos perversitos

y de las ideítas reputitas

y de las ideonas reputonas

y de los reflujos y resacas de las resecas circunstancias

desde qué mares padres

y lunares mareas de resonancias huecas

y madres playas cálidas de hastío de alas calmas

sempiternísimamente archicansado

en todos los sentidos y contrasentidos de lo instintivo o sensitivo tibio

remeditativo o remetafísico y reartístico típico

y de los intimísimos remimos y recaricias de la lengua

y de sus regastados páramos vocablos y reconjugaciones y recópulas

y sus remuertas reglas y necrópolis de reputrefactas palabras

simplemente cansado del cansancio

del harto tenso extenso entrenamiento al engusanamiento

y al silencio.




Oliverio Girondo


Walking Around




Sucede que me canso de ser hombre.

Sucede que entro en las sastrerías y en los cines

marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro

Navegando en un agua de origen y ceniza.


El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.

Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,

sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,

ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.


Sucede que me canso de mis pies y mis uñas

y mi pelo y mi sombra.

Sucede que me canso de ser hombre.


Sin embargo sería delicioso

asustar a un notario con un lirio cortado

o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.

Sería bello

ir por las calles con un cuchillo verde

y dando gritos hasta morir de frío.


No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,

vacilante, extendido, tiritando de sueño,

hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,

absorbiendo y pensando, comiendo cada día.


No quiero para mí tantas desgracias.

No quiero continuar de raíz y de tumba,

de subterráneo solo, de bodega con muertos

ateridos, muriéndome de pena.


Por eso el día lunes arde como el petróleo

cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,

y aúlla en su transcurso como una rueda herida,

y da pasos de sangre caliente hacia la noche.


Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,

a hospitales donde los huesos salen por la ventana,

a ciertas zapaterías con olor a vinagre,

a calles espantosas como grietas.


Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos

colgando de las puertas de las casas que odio

hay dentaduras olvidadas en una cafetera,

hay espejos

que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,

hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.

Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,

con furia, con olvido,

paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,

y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:

calzoncillos, toallas y camisas que lloran

lentas lágrimas sucias.




Pablo Neruda




Cansancio





Todos tenemos una hora cobarde,


una hora de hastío cuando muere la tarde.

Cuando se va el amigo que nos trae calor

el amigo de oro, el Mago gestador.

Cuando se juntan todas las impresiones malas

y el alma es un tejido de finísimas alas.

Cuando puede decirse: lo que fué no será;

lo que no hice hoy no lo hare nunca ya.

Es entonces, cobarde, que me acosa el deseo

de no ser y ni pienso, ni trabajo , ni creo.

Es una nulidad completa de mí misma

que me asusta y me hiere, me subyuga y me abisma.

Es entonces que yo quisiera ser así

como una cosa nimia, futil y baladí.

Un chiche que se lleva guardado en el bolsillo

una prenda cualquiera, un reloj, un anillo...

Ser una cosa muerta que la llevan cargada

Y que no sabe nada y que no piensa nada.

Todos, tenemos una hora cobarde,

una hora de hastío cuando muere la tarde.








Alfonsina Storni

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