NAUFRAGIO

Corre, libérate primero,

pobre animalito mío:

No quiero que me manosees a saldo.

No quiero que capitules.

Asústame primero a esta alfombra,

chequea tu valía en gramos.

Corre, córrete primero,

pobre eslabón a sueldo.

Yo te ayudo:

Las tetas de la Bellucci.

Todas las azafatas culiprietas y ariscas.

Aquella inglesa sin depilar del London Eye.

El culo de mi mejor amiga.

Mis pechos muertos de frío.

El ombligo sellado de tu peluquera.

Mis murmullos de gata satisfecha.

Venga,

retuerce el mapamundi de mis pezones.

Tu mano pide un encierro:

tómame la temperatura de las ingles.

¿Quieres que sea una obrera de Metrópolis?

Se de movimientos precisos y mecánicos:

¿Quieres que me ahogue con ortigas en la lengua?

Se de succiones que provocan nuevos pulsos.

Vamos pues:

No respires

No respiro

No pierdas tiempo

Me vuelvo:

Abrupta.
Sucia.
Mecánica.
Orgánica.
Disciplinada.
Corrupta.
Infalible.
Marina.
Dios..

Por fin dice tu desórbita que Dios vive en este brote de lava.

Ahora si…
Recuérdame ahora si
mientras te empeñas en descubrirme yacimientos de perlas
mientras me escalas saliva en ristre.
Mientras te guía este faro de aluminio:
El zigzagueo sediento del anaconda,
la poliandría de las tribus del amazonas,
la mafia de los mares,
el tráfico de navíos.

Deshazte a lengüetazos de mis peces
Y mira que desidia de cadáveres frescos estás dejando en mi pubis.
Agradéceme que ahora te brille el paladar.
Y recuerda lo que te quedó por hacerme en el último naufragio.