Segundo alegato contra la monogamia

Si de un casting me llevé un compañero circense-cabaretero, en un recital encontré hace poco un
hacedor de versos estupendo, que para mí ha sido un descubrimiento.

Se llama Javier Calvo y recibió uno de los premios de la Delegación del Gobierno hace un par de años.En la actualidad está pendiente del fallo de otro premio poético en el que seguro que pilla cacho.

Hoy me ha mandado este poema y me apetecía mucho colgarlo aquí.

(Ya sabes que tenemos pendiente un recital conjunto con Carlitos).






Segundo Alegato contra la monogamia



Todo aquello

que no es recíproco es honesto:

el frío, la soledad, la muerte en muchos casos.

Amar a una persona es un acto sin embargo

muy parecido al trato, un trueque insoportable.

Se trata de besar

a quien de vez en vez nos besa, regalar

a aquél que nos regala. Uno apenas

se da cuenta, y en la cama, -es inevitable-

ya está respondiendo

a cada caricia,

devolviendo cada frase.

Podemos pasar años devolviendo cosas a alguien.

E, incluso después

del amor –por si esto no fuera poco-,

continúan con su pacto

los amantes,

y ambos dejan de verse,

los dos ya no se llaman,

los dos conocen a alguien

diferente así revelan,

nos señalan, cómo funciona el amor

-en realidad-,

de qué manera se expande.



Javier Calvo