jueves, 3 de diciembre de 2009

Ayer hubo una presentación...






Y todo salió bien.

Octavio, estupendo maestro de ceremonias, recondujo los chascarrillos y nervios de los autores. Alguien tendrá que premiar a este hombre por su destreza en el dominio de las fieras.

Manuel Baile, risueño y resuelto, cada vez tiene más puntos para ser considerado el nuevo abanderado de los soñadores.
Antonio Romeo, me decía poco antes de iniciar la ronda de lecturas, que le hubiera gustado tener a mano una guitarra para estar más sereno.

Dijo que no quería enrollarse con explicaciones por no pasarse de la rosca. A muchos nos hubiera gustado que lo hiciera, pero la lectura de sus textos fue suficiente demostración de ingenio.

David Líquen, como siempre, agitó y sedujo al personal, dejándonos al resto de autores con el alivio de que el espectáculo estaba asegurado con él. A veces se cataloga a David como showman, y lo es, pero que nadie se olvide de que hila palabras con mucha gracia e inteligencia.

Luis Antonio Puente resultó ser el marido de mi antigua profesora de Lengua y Literatura. Me gustó que definiera su poemario como "un libro de flamenco" y me gustó que su mujer apoyara desde la primera fila cada una de mis palabras con un "muy bien" por lo bajini.

Muchas gracias a todos los que os pasastéis por la Fnac ayer tarde, sobre todo a mis padres, a los que voy a agradecer toda la vida su santísima paciencia y devoción.

A mi padre por ser siempre crítico y a mi madre por aguantar que su niña escriba las desventuras de una actriz porno.
A mis amigos Alba, Isaac y Cris. Sobre todo a Albita, que siempre está ahí vaya o venga.

A Leticia, Ana María, Isabel, Carmen, Germán... A todos los que me habéis llamado y os habéis interesado por la vida y muerte de Ángel París.


Muchas gracias.


Aquí os dejo la nota sobre "Ángel París" que leí ayer en la presentación. Algunos de vosotros me habéis preguntado: ¿por qué el porno, por qué Karine Bach? y creo que aquí lo aclaro un poco:


"Ángel París aborda el mundo de la pornografía, y se centra especialmente en la vida y en la muerte de la actriz porno francesa Karine Bach, también conocida como Karen Lancaume o Ángel París.

Este poemario intenta aportar una nueva visión del mundo de la pornografía, más infantil, más vulnerable y sorprendida.

No tiene ningún afán de provocación, más bien al contrario. Aunque inevitablemente muchos de los poemas parecen pequeños monólogos teatrales que buscan una respuesta inmediata en el público.

¿Por qué la pornografía y por qué Karen Lancaume?

Los primeros borradores del libro son de hace un par de años, y por el momento que yo vivía entonces salió de forma natural el aspecto erótico de los poemas.

También por cosas que viví en su momento me interesaba hablar de mujeres hermosas y sensibles que acaban desarmándose por su vulnerabilidad.

Mujeres que no lo saben, pero son la sal de la tierra, todo el rojo de la vida, como digo alguna vez en el libro, que se dedican al porno o a otros menesteres y que dan un poco de miedo a según personas que ven ellas un tipo de peligro no identificado y que en realidad no es más que la amenaza de la propia vida, como cuando intuyes que se avecina una tormenta o presientes que alguien te va a abandonar".

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