lunes, 22 de septiembre de 2008

Bambalinas








Si dirigir un alma es complejo,
mediar con dos
se vuelve imposible incluso
para quien ya se acostumbró
a convertir los glosarios vitales
en divertimento
por rutina necesidad:


la obsesión en peonza

la ansiedad en columpio

la agonía en silbato

la pasión en cometa.


Alma y media
me consta
que solo se permiten usar
los buenos actores
para no lamentarse luego
de haber quemado
el combustible en reserva
de la mejor actuación
de su vida.


Pero dicen que a veces
hay un minuto.


Uno.


En el que es imposible
no evaporarse
junto al tóxico
que insufla la media alma
que se permite
decidir
los límites de la máscara.


Y esta noche ha sido


el de las primeras frases


del segundo párrafo


de la tercera escena


del segundo acto.


Cuando te he mirado
con mi tic preparado
y he sido sabrosa y bella
gracias a la luz estudiada.
Y me has buscado con infinito acuerdo
y has sido maldito y sucio
gracias a los destinos físicos logrados
y todo marchaba según lo previsto,

entonces,

hemos tenido un lindo tropezón
en el texto y en las reservas.

Y por un minuto
los dos se nos han ido al carajo.
(Sobre todo las reservas).

Entre cajas,
todo han sido felicitaciones,
y hemos sonreído aturdidos.
(Nadie se ha dado cuenta del percance).


En el escenario del crimen,
(con las butacas desiertas
y los ojos todavía rasgados de pintura y sudor)
me ha llegado ese dolor
que ataca la espalda y la nuca
cuando todo ha pasado
y el cuerpo hormiguea de nuevo,
avisando de su retorno.


Me has abrazado muy fuerte,
y durante mucho tiempo,
procurando que mi espalda
recordara a quien se debe.


Luego me has revuelto el pelo,
y has cruzado mis mejillas con ternura,
con unas manos que aún no eran las tuyas.

Y yo te lo he agradecido
besándote de una forma
que todavía no era la mía.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

nada que no te haya dissscho sobre este poema y la historia que lleva semioculta.

guapa reguapa.

Anónimo dijo...

en terelu hay internete.