La cita era en el madrileño Bukowski, en Malasaña.
Había estado antes allí y sabía que iba a ser un buen lugar para desvirgarnos en la capi.
El Bukowski es una fea con encanto. Con mucho encanto.
Creo que hablo por las tres rusas al afirmar que nos sentimos de puta madre en el local, con Inés y con Carlos y con la gente que se acercó a vernos. Vaya público más cojonudo.
Andaba por allí Gonzalo Torrente Malvido, hijo de y asiduo del Bukowski. (Por cierto que al término del recital me pidió un libro dedicado. Casi nada la del ojo).
El bar, como digo, estaba petado y sacamos una pasta gansa con las ventas del Parque.
Pero bueno, es que las niñas estábamos en estado de gracia el sábado, señores.
Laura Tajada había preparado un número con un títere construido por ella misma. Con la ayuda de varios compis de La cuarta pared, "Friki" cobró vida y ayudó a su dueña y creadora a recitar un texto inédito.
La Tajada está guapa y contenta. Ella lo atribuye a su nueva vida en los madriles. Yo también.
Rut Sanz venía con un séquito de amigos de aquí y allá aficionados al buen vino. También estaba radiante, minifaldera y de rojo. (La lumbalgia salvaje respetó la ocasión). Creo que es la vez que mas emocionada la he oído recitar. Menudo par de intensas estamos hechas.
Por mi parte, en esa ciudad y en ese bar he sentido por primera vez que lo que escribo tiene cierta razón de ser.
Nunca antes había disfrutado así mis versos.
Soy consciente de que siempre los leí de forma correcta, pero como si fueran de otra.
Y eso que apenas media hora antes de la presentación andaba con la cabeza aturdida por mi resfriado y con una voz que daba penita y angustia.
Pero a veces pasan estas cosas, mira. (Y no, no fue ninguna clase de sustancia, ni legal ni ilegal lo que me hizo acercarme al nirvana recitatorio. A no ser que el paracetamol que me dio mi amiga Pilar no fuera tal).
Hasta aquí el recital.
Si ahora tengo nostalgia de algo que paso hace un par de días es por que Madrid (la maraca y lo de dentro de la maraca) hizo el resto.
A continuación y para finalizar esta crónica, una serie de guiños personales que espero recojan al vuelo unos que yo me sé:
Me falta mi gorra de bohemia, ¿cubrirá en estos momentos la cabeza de algún mensajero microdanzante?
Las mariscadas saben igual de bien al norte y al centro de la meseta. A ver si va a ser la compañía...
La catarsis y el kundalini son primos hermanos y se hicieron para vos.
He bebido bien y casi conocí en una ocasión a Michi Panero...
Gracias a todos.
4 comentarios:
Te queremos tanto en Madrid....
ojalá vinieras más. Muuak
Arggggg ¡Si al menos no hubiera salido bien no me daría tanta rabia! jejejejejjeje
No, en serio: me alegro un montón. Usted se lo merece.
Un beso.
Diossssssssss.......y yo con gripe........Besísimos.
pero qué bien nos lo pasamos. aunque luego no nos viéramos, lo compartido en el bukowski no se me va a olvidar.
eso de sin sustancias... no lo tengo yo tan claro, que el ribera a morro sabe bie rico, que es de la tierra!
preparado valladolid, para que estéis lo mejor posible y brilléis de nuevo.
abracísimo.
d.
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