sábado, 14 de noviembre de 2009

Genial poema de Dolan Mor

CONFESIÓN PRIMERA
(DESDE EL PASADO)




Al principio yo anhelaba ser el príncipe

de la poesía, el rey de las palabras,

un ministro de los poemas con una medalla

sobre mi oscuro pecho, una corona

de oro alumbrando con su dorada luz

mi noble cabeza. Después, bajé mis metas

y me propuse ser un licenciado, un doctor

en gramática,políglota, un James Joyce,

usar barba, un abrigo negro hasta los tobillos,

las gafas circulares, la pipa entre los labios

recitando los versos de Charles Baudelaire.

(Recuerdo que tenía la foto de Vallejo

debajo del cristal de mi mesa de noche

y, mirándola, apoyaba mi rostro y mis manos

cruzadas encima de un bastón con el puño

de plata, en forma de león, para creer

un instante que mi nombre era César.

-Incluso estuve preso por parecerme a él.)

Me decía a mí mismo frases de Kierkegaard:

“para el hombre que aspire a triunfar en la vida

existen dos caminos: ser César o ser Nada”.

Y yo lo repetía con la convicción de que era

(sólo faltaba tiempo) un dios o hijo de un dios.

Sin embargo, las cosas han cambiado

y mi punto de vista se cayó en un abismo.

Ya no aspiro a ser príncipe, ni ministro, ni rey,

ni políglota un día, mucho menos deseo ser Joyce

o Baudelaire porque ambos están muertos,

y un hombre, si está muerto, vale menos que un perro.

Ahora aspiro a las cosas sencillas de la vida.

(Me lo dijo Ray Carver y nunca lo entendí.)

Miro el agua de un río sin pensar qué es el agua,

me acuesto entre la hierba y disfruto del sol.

Pienso, respiro, siento cómo limpia el oxígeno

mi sangre, mis pulmones, late en mi corazón.

Soy feliz con vivir sencillo, aspiro a eso:

Posado, como un pájaro, sólo quiero una rama

para cantar mis versos, también una ventana

para mirar el mundo, aunque no tenga un piso,

ni un palacio, ni un templo. Un marco,

una ventana para asomar mis ojos, humilde,

con asombro, sabiendo que soy polvo,

y, debajo del cielo, un animal o nada.

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