martes, 12 de abril de 2011
Extremo y breve
¿Cómo quieres que me calme? ¡Ya estoy harta! ¡Llevo aguantando demasiado tiempo tus desplantes, tus burlas sobre mi trabajo, sobre mis investigaciones! ¡Eres igual de ridículo que un Ajolote, cobarde como un Psychrolutes Microporus, arcaico como un Armadillo Rosado!
No. No. Yo me calmo. ¿Lo ves? Estoy calmada. Nada de lo que he dicho es cierto. Solo ha sido una excentricidad más de la científica loca con la que vives. Retiro todos mis reproches. Pero por favor. Por favor. Deja de rayar las alas de mi Vanessa Atalanta con las llaves del coche.
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